Cuando la bruja te vio, bichos rojos volaron alrededor de su cuerpo. Nunca la abandonaron y le recordaban a ti. Un dÃa le hablaste brevemente y tus palabras también volaron con el viento. Los puntos finales, los de las Ães y de las jotas se pegaron en las alas de los bichos rojos que no la dejaban. Desde entonces, ella cree firmemente que las catarinas son de buena suerte.
- aquelarredeideas