¿Quién?
Quién ¿qué? ¿Quién está ahÃ?, no veo. Esa no es mi culpa. Ya lo sé, pero ¿quién es? Eso no te importa, ni a mà me interesa decirlo. ¿No tienes respeto por una ciega? En ningún momento te he faltado al respeto. Entonces ¿qué haces aquÃ, quién eres? No te importa. Claro que me importa, estás aquÃ, acariciándome las piernas. ¿Y? Me estás fastidiando, ¿qué haces? Quitándote la blusa. ¡No! ¿No?, pero te dejas. Hace calor. SÃ, aquà siempre hace calor, por eso te quito la blusa. Yo sólo quiero llegar a mi casa, pero como siempre son pocas las personas que me ayudan a hacerlo. No te preocupes, yo te llevaré. Y para ello ¿tienes que desnudarme? SÃ. ¿Dónde estamos?, no puedo andar desnuda por la calle. Claro que sÃ, eres hermosa y tu cuerpo es perfecto. ¡No!, ¡no me toques! ¿Por qué no?, se siente bien ¿no? Creo que sÃ. Además ¿hace cuánto que no hacÃas esto? Hace mucho, desde que perdà la vista, nadie se ha querido acercar a mÃ, y yo tampoco lo busco mucho. Entonces, que no te importe. No, me gusta, sólo tengo una duda... ¿dónde estamos? No te preocupes por eso. No me preocupo, pero me quedé dormida en una banca del parque, no quiero creer que seguimos en ella. No, ¿por qué crees que aún estamos en el parque? Porque siento el calor del sol... tan fuerte. El lugar no importa, pronto sabrás dónde estamos. Sé que es un lugar desconocido. No tanto, mucha gente lo conoce, la mayorÃa dirÃa yo. Eso quiere decir que hay mucha gente aquÃ. SÃ, pero no te angusties, nadie nos está viendo. Se sienten bien tus manos tan largas y delgadas. Lo sé, y tus piernas están duras. Me gusta tu humedad cálida. ¿SÃ?, tus manos están muy calientes. Asà soy siempre. ¿Qué haces?, no, eso no. No te niegues, no te va a doler. Prefiero tus manos, jamás lo he hecho. Tranquila, sólo abre un poco las piernas. ¡Estás ardiendo! SÃ, y tú estás muy frÃa. ¡Me quemas! ¿Arde? SÃ. Pero lo disfrutas ¿no? SÃ, no te detengas. No lo haré, siénteme, disfrútalo. ¿Quién eres en realidad? Te dije que eso no importaba. Te quiero. Yo te necesito para... no estar tan solo aquÃ. No soporto el calor, no puedo respirar. Tranquila, goza que únicamente serán unos minutos. No, no te detengas. SÃ, estás demasiado frÃa, estás helada, soy yo quien no lo soporta. ¡No!, no me dejes. Estoy a unos cuantos metros de ti. Pero no te veo, por favor no me dejes. Sigue mi voz. ¿Dónde estás? Camina hacia delante, más... más. No puedo, el calor... eso no es el sol, me quema. No tengas miedo aquà estoy yo, si yo puedo soportar el calor tú también, confÃa en mÃ. Está bien. Más... camina más. ¡No me dejes!, me quemo. Lo siento, estás demasiado frÃa, como todos los que llegan por primera vez aquÃ, pero te acostumbrarás al fuego, lástima que estés ciega, no podrás mirar todo lo que hay a tu alrededor y, ¿por qué no?, encontrarte con uno que otro conocido, iguales a ti, inmersos en esta profundidad.